Gracias por tanta felicidad:Mis deseos para el día de mi cumpleaños eran extremos: o San Pedro en Vilcabamba o un postre de Mr.Bone con Chantilly en Montañita, de lo espiritual a lo terrenal. Ninguno de los dos fue posible (pero por si a caso guardo el Chantilly en la nevera). Lo mejor es que el regalo fue maravilloso e inesperado (como los buenos regalos). Una fiesta sorpresa¿...? rodeada de ecuatorianos, peruanos, un colombiano, una venezolana y una española... culminada con la habilidad de Eva para hacer Margarita Pie y su detalle acertado: tequila para la santa (María). Consiguieron entre todos que mi nuevo nacimiento se produjese entre risas y alegría. 29 años coronados con todas estas piedras preciosas que dieron un tono y un brillo diferente a esta vida finita, que me regalaron su presencia y su esmero para que ese paso, de los 28 a los 29, fuera especial. Y junto a las personas que hallé en las palabras y pensamientos escritos, en vuestros mails, llamadas y mensajes... formé un universo de conexiones en red que, por un momento se me hizo intenso y fuerte. No había San Pedro, pero sí la necesidad de hallarse en otros, de encontrar los anhelos en los demás. Una conexión instantánea, aunque fuese efímera. Una necesidad de crear una unidad entre los seres que han poblado mis mapas existenciales.Ahora rescato imágenes que fijé en mi retina para no olvidarlas, en una noche lisérgica y una mañana de inagotable compañía, que me llevó por senderos de suspensión temporal y espacial, mientras navegábamos a la zozobra por nuestros pensamientos. La noche avanzó divertida y productiva. Entre invitaciones a la Fashion Week en el Sogno, tragos por la santa y posibles negocios futuros... hasta que los cuerpos comenzaron a rendirse al cansancio, y al llegar a casa las mentes abatidas por el esfuerzo fueron, poco a poco, desapareciendo tras las puertas de las habitaciones. Sólo Said y yo resistimos el hipnótico desgaste hasta las 10:00h. de la mañana. Enzarzados en un diálogo en el que las palabras se sucedían en imparables diálogos profundos y livianos, dramáticos y cómicos. Estallando en risas o generando emociones profundas.Al día siguiente todo ocurría más lentamente de lo normal. O eso era lo que intentábamos, para que ningún tipo de agresión dañase nuestra sensibilidad, amplificada por el esfuerzo al que habíamos sometido nuestro físico y nuestra psique la noche anterior. Intentando recuperar nuestras plenas facultades para entregárselas por completo a Deep Dish la noche del viernes. En esta ocasión los osados sólo fuimos César, Said, Eva y yo, que arrancamos del sofá dudosos.Estos hombres imparables nos hicieron reír hasta casi el llanto. La habilidad de César para conectar con la inocencia y utilizarla para interpretar aspectos de la realidad, transformándola, es un arte innato. Un arte que te sorprende entre risas y admiración. Una travesía en taxi con ellos se convierte en una película de mafiosos mezclada con un musical de Broadway e incursiones de un filme de ciencia-ficción (secuestros, canciones interpretadas que interrumpen la realidad, datos cientícos que relacionan la mente de una persona con el detector digital de frecuencia de una radio pasando por un túnel...). Una odisea... Y de nuevo la compañía de Said hasta las 17:00h. Jamás había resistido tantas horas de comunión lingüstica sin haber caido, rendida por el sueño. Disfruté también de mi silencio observando la posesión que provocó la música en mi acompañante, que interpretaba las letras como si sus labios mudos y en movimiento fueran la fuente real de la música. Un dulce baile que, entre melodias, letras, divagaciones sobre la admiración, el infinito y lo finito, el amor, la manipulación, el liderazgo, los traumas, el pasado, los deseos de futuro... y el paisaje del río Guayas con las isla Santae como telón de fondo, nos llevo a disfrutar de ese momento sin limites de tiempo.No sé si todos los peruanos serán iguales pero si César, Said y Walid son los representantes de sus compatriotas los han dejado en un nivel insuperable. Su precedente fue Fido, que ya se ganó un lugar en mi corazón con su deliciosa personalidad, pero, o todos son buena gente, o sólo nos cruzamos con los mejores... Gracias chicos, gracias Eva, por hacerme tan feliz estos dias.
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Carmen -