Ya lo dije en algún momento, si no nos podemos ganar la vida como documentaristas después de esto, yo me meto a mecánica. En cierta manera me gusta que a la Bantam le den arrechuchos cuando estamos Maria y yo solas, porque por lo menos lo que es aprender de motores y esas cosas, pues aprendemos muito benne. ¿Y qué pasó ahora? Pues bueno, ya llevabamos unos dias con esto, y es que de repente, aunque Tony dijese que era el viento, no, en cuanto le pisábamos un poco, la Bantam se iba de lado a lado. “Las horquillas”, nos dicen, “pero sólo las encuentras en la ciudad de Guatemala, u os teneis que esperar como unos 4 dias a que lleguen aquí”. Así que tutto benne. Poquito a poquito saliendo de Flores llegamos aCobán, a unos 266 km la una de la otra. Y con aventura de tener que meter la Bantam en una plataforma y todo para cruzar el rio. Pero como no hay una sin dos, y esperemos que realmente hayan dos sin tres, llegamos, aparcamos, conecto la compu, literalmente, dos minutos a la bateria de la Bantam y se nos muere. La bateria, no la compu. Menos mal que fue en medio de la plaza del pueblo, y ya estabamos aparcaditas, pero en rojo. Nuestro temor, que viniese la policia y se nos llevase la matricula. Pero unos chicos muy majos que acababan de agarrar fuerzas despues de atiborrarse de churrascos, nos dieron unos empujones (la verdad, unos heroes, a ver quien se atreve a empujar 1 tonelada asi porque si), y si, nos aparcamos legalmente. Pidiendole pinzas (o unos lagartos como aquí les llaman) a todo el mundo, al final Omar nos dice, “yo os la arreglo, entiendo de estas cosas”. 17 años. Le pegó dos meneos a las conexiones de la bateria y ya. Ya deciamos nosotras que la compu no podía tragar tanto tan rápido.
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