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5 Agosto 2006 San José, Costa Rica No hay mal que por bien no venga

5 Agosto 2006 San José, Costa Rica    No hay mal que por bien no venga Español Así son las cosas. A lo largo de éste viaje nos hemos encontrado con un factor común el cual no teníamos ni idea de por qué ocurría. Ya comentamos alguna vez que el tiempo había dejado de más o menos importarnos, pero cuando es la madre naturaleza la que decide, pues si, de repente queremos un reloj y un calendario. El caso es que o llegábamos tarde a los sitios, “a no, las mariposas monarcas ya se fueron hace dos semanas”, o, “bueno, es que aquí realmente la temporada es en un mes y medio”. Cada vez los márgenes de errores temporales se iban haciendo más cortos. Hasta que anoche, nos dimos cuenta de que por fin estamos montadas en el barco correcto. Después de toda la movida con la policía, nos tuvimos que venir a San José a traerle todas las cosas a Tony. Así que cargadas con tambor, maletón, compu, herramientas (si, ni comentarios sobre esto), y otro millón de cosas más, dejamos a nuestra queridísima Bantam en la frontera y pa´san jose. Dos días en un hostal, que más que hostal le llamaremos nuestra segunda casa en San José, porque la primera sin lugar a dudas es la de estos bellísimos chicos que nos han acogido como si fuésemos amigos de toda la vida. Y así es realmente. Hace unos días conocimos a Paulo Paris, que nombre más bonito ¿verdad? El es artesano y caminante de la vida. La vida quiso que nos encontrásemos en Manuel Antonio, y este chico, igual de bonito que su nombre, nos dice que nos vayamos a su casa sin problema. Allí conocemos a su compañero de casa, Alessandro Tosatti, wow....otro hombre igual o más bonito que su nombre. Así empieza todo. Entramos en un camino dónde sólo nos cruzamos con gente realmente increíble, que si los titiriteros que llevan años caminando, entreteniendo y concienciando a la gente, el curandero y danzante del sol, el practicante de parkour, que por mucho que insiste todavía no consiguió que ninguna de las dos saltemos ni un peldaño, los piratas de San José, los de los zancos, los del circo, los de la casa arco-iris, ese ángel llamado José que sin conocernos e incondicionalmente, nos extiende la mano para ayudarnos con los “pequeños” obstáculos del camino, y así muchos más. Así que con la tontería ya llevamos casi una semana en esta ciudad que nunca nos había parecido tan atractiva. Ahora realmente, dejamos un pedazo de nuestros corazoncitos en éste lugar, y con la esperanza y el deseo de tal vez volver a pisarlo. Aunque primero nos tenemos que marchar ¿no?

 

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